viernes, 6 de julio de 2012

Qué sucede con la economía argentina?

Seguramente todos ya hayan escuchado algún que otro comentario que demuestra preocupación en cuanto al porvenir económico de Argentina. Sin dudas un análisis que deje de lado el contexto grave y complicado que vive la economía a escala mundial, no tiene sentido, por ello intentaremos dar un parecer un poco coloquial de lo que está pasando.

A nivel mundial, se vive una etapa de crisis muy complicada en términos económicos y también sociales (lo segundo siempre está atado a lo primero), esto comenzó, para poner un hito, con la caída de Lehman Brothers en Estados Unidos en el año 2008. En Argentina tuvo un impacto importante que hizo sentir los efectos durante gran parte del año 2009, muchas empresas dejaron de invertir, las ventas mostraron síntomas de retraerse con consecuentes despidos y suspensiones en las fábricas, además se resintieron las cuentas externas, vitales para el actual ciclo económico.

Ya durante la segunda mitad de 2009 los números comenzaban a remontar y terminarían haciendo de base para un proceso expansivo importantísimo durante los años 2010 y 2011, creciendo a tasas chinas que darían un impulso tremendo a la reelección de Cristina Fernández.

Lamentablemente, durante esos 2 años, en el resto del mundo se siguieron dando sucesos absolutamente encadenados y que forman parte de lo que comenzó durante 2008. El foco de la crisis se trasladó desde Estados Unidos a la Unión Europea, los países que se denominan PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) mostraban ser los más afectados por la crisis de las subprime y todas las miradas apuntaban a sus cuentas.

Hoy, luego de un largo proceso de vaivenes dentro de la UE, los PIGS están aplicando políticas de ajuste promovidas por la alianza francogermana que es la que lidera la estrategia de salvataje y saneamiento de las cuentas de los países europeos. Por supuesto que esto está impactando porque la retracción de estas economías repercute en las exportaciones de los países en desarrollo, caen los volúmenes comercializados pero también se ven afectados los precios. A la vez, la guerra devaluatoria impacta en aquellas economías no preparadas para afrontar una lucha de esa magnitud, afectando gravemente la competitividad de nuestros países.

La producción industrial en Argentina no es ajena a todo esto y ya se están viendo síntomas en algunos sectores. El caso más evidente es el de la industria automotriz, cuyo principal destino es Brasil, la caída en las compras de nuestro principal socio comercial afectó gravemente la producción del sector, provocando suspensiones importantes en algunas plantas. En Argentina los patentamientos también están verificando caídas con respecto al año 2011, sin embargo, y debido a las restricciones de Moreno, el share de los autos fabricados en el país es más importante que en años anteriores pero no alcanza para revertir la caída en las compras del país vecino.

Existen otros sectores que están siendo afectados por el efecto externo, pero también hay inconvenientes internos que perjudican el ciclo de expansión de la economía. La gran revaluación que tuvo el peso argentino hasta el día de hoy (por una tasa de inflación muy superior al ritmo devaluatorio, durante muchos años) está afectando la competitividad. La manera que encontró el gobierno para poder combatir la revaluación de la moneda es restringiendo las importaciones, esto funcionó relativamente bien hasta ahora, pero como la bonanza en muchos de nuestros socios ya no es tal, las represalias ahora se sienten y ya no es tan sencillo colocar nuestros productos sin permitir el ingreso de los de ellos. Un caso paradigmático en este sentido es el del acuerdo comercial para autos con México y el del ida y vuelta con el gobierno brasileño en cuanto al ingreso de productos desde ambos países (recordar el caso Nucete que salió en todos los noticieros).

Para terminar, seguramente esto no tenga una solución mágica ni dependa exclusivamente de la cintura del gobierno. Hay factores que de alguna forma  ayudan a sortear este invierno, la soja está escalando a niveles siderales y balancea la baja en las exportaciones de otros rubros como el automotor. Sin embargo, es vital revertir la senda descendente en las exportaciones industriales porque son las que más impactan en el nivel de empleo. El mercado interno muestra síntomas de saturación y ya no es tan sencillo fogonear el consumo como se hizo en 2009, el gobierno ya no tiene tanta holgura financiera y los distintos estados provinciales, e incluso el nacional, muestran señales de déficits en sus cuentas.

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