sábado, 30 de junio de 2012

El regodeo de la recesión

Marcelo Zlotogwiazda, Periodista


Esta no es una columna de economía. Comienza presentando a Marcelino Cereijido, un argentino doctorado en fisiología, con posgrado en Harvard, actividad docente en las universidades de Munich y Nueva York, y que entre sus varias distinciones cuenta con Premio Nacional de Ciencias y Artes y el Premio Internacional de Ciencias Bernardo Houssay otorgado por la Organización de Estados Americanos.
Ha escrito centenares de artículos científicos y varios libros. El último se titula Hacia una teoría general sobre los hijos de puta -Un acercamiento científico a los orígenes de la maldad. Ahí relata el siguiente caso: “En 1937, Albert Szent-Györgyi recibió el Premio Nobel por sus descubrimientos sobre el metabolismo, en especial el relacionado con la vitamina C. Al verse con una suma de dinero tan grande, se asesoró acerca de cómo manejarla y le aconsejaron comprar ciertas acciones que subirían mucho de precio si llegaba a estallar la segunda guerra mundial. En pocos meses, el escenario europeo se puso muy belicista y Szent-Györgyi pudo comprobar que el consejo comenzaba a surtir efecto y sus acciones estaban subiendo de precio en la bolsa. De pronto, según narra en su autobiografía, descubrió azorado que estaba leyendo ávidamente los periódicos con cierta esperanza de que estallara la guerra. Horrorizado vendí mis acciones y me puse a averiguar cuáles se depreciarían en caso de que el conflicto armado se tornara inevitable. Las compré. Perdí mi dinero, pero salvé mi alma”.
En la Argentina polarizada de estos tiempos se percibe que también hay alguna gente que lee ávidamente los periódicos deseando enterarse de que estalla la economía. Pero a diferencia de Szent-Györgyi no están motivados por la avaricia sino por el odio hacia el gobierno, aunque digan con hipocresía “quiero que a Cristina le vaya bien porque de esa manera yo voy a estar mejor”. Y ese sentimiento es tan visceral que no pueden reprimirlo como hizo Szent-Györgyi.
Y en estas últimas semanas se los nota algo eufóricos, porque la verdad es que abundan noticias negativas sobre la economía que ni los diarios oficialistas pueden omitir del todo. A lo sumo, como Cristina, atribuyen las malas nuevas a que el viento ahora viene de frente sin conceder ninguna responsabilidad a la política económica local.
También se advierte en varios economistas cierto regodeo en poder pronosticar futuros peores, pero ahora ya no sólo como una expresión de deseo sino sustentado en datos reales. De todas maneras, parece que no pueden resistir la tentación de exagerar. Los recortes en las proyecciones de crecimiento que han realizado todos vienen acompañados en algunos casos de planteos de escenarios de recesión que no surgen claramente de sus propios números. El último informe de la consultora Economía & Regiones vaticina para este año que el PBI crecerá entre 1,7 y 2,8 por ciento. Pero se pregunta: “El actual enfriamiento del nivel de actividad desembocará en una recesión? ¿Dicha recesión será corta y con salida rápida como en 1995 y 2009, o será larga y desembocará en crisis como en 1998/2002?” Agrega que “es de esperar que el actual enfriamiento se prolongue en los próximos trimestres convirtiéndose probablemente en recesión, dado que los drivers económicos que dieron lugar a la fase expansiva ya no están presentes, y habría baja probabilidad de que vuelvan a escena”. ¿No era que el PBI va a crecer entre 1,7 y 2,8 por ciento?
En el caso de los economistas del Banco Ciudad que conduce Federico Sturzenegger, se sostiene que “las jornadas de alta tensión política vividas durante la última semana hicieron pasar casi inadvertida la divulgación de los primeros números rojos acerca de la marcha de la economía, los cuales anticiparon para el segundo trimestre el escenario recesivo que muchos observadores preveían para la segunda mitad del año”.
¿Ya estamos en recesión? El último dato agregado oficial disponible -el Estimador Mensual de la Actividad Económica- en abril dio todavía levemente positivo, aunque el Indice General de Actividad de Orlando Ferreres registró en mayo una caída del 1,2 por ciento respecto a igual mes del año pasado. “El panorama luce negro -vaticina el ex viceministro- ya que aún si la economía se estabilizara en los niveles de mayo el crecimiento del año sería nulo”.
Desde Econométrica, Mario Brodersohn traza un horizonte similar: “Los últimos relevamientos sugieren que muy probablemente la economía argentina ingrese en una fase recesiva del ciclo en la segunda mitad del año” .
Cualquier manual de economía enseña que recesión es una caída del nivel general de actividad económica (PBI) durante un período prolongado de tiempo, que cierta convención establece en dos trimestres consecutivos. Desaceleración es otra cosa. Y estancamiento otra distinta.
Con una mano en el corazón y absoluta sinceridad: ¿Qué esas palabritas estén dando vuelta con bastante asidero no agita en usted perversas sensaciones de regocijo? ¿Acaso un agradable cosquilleo?
En su ensayo sobre los hijos de puta, el académico Cereijido describe un comportamiento que bien se corresponde con una de las características del gobierno que provocan el perverso odio de algunos opositores. Escribe: “Las temáticas psicológicas y sociales de Henrik Ibsen son tan sutiles y sugerentes que invitan a seguirlo. En su poema Brand, este autor explora su presunción de que un idealista obstinado puede consolidarse en un tremendo hijo de puta que da rienda suelta a su extremismo. El personaje del clérigo Brand manifiesta su extremismo a través del mecanismo del todo o nada, destruyendo lo que (para él) es el mal y al mismo tiempo propiciando (lo que para él es) el bien, y llega a sacrificar a sus amigos, a su esposa y a su propia madre”.

viernes, 22 de junio de 2012

"Cuando los académicos avalan a los predadores" by Simon Johnson

Enlace

WASHINGTON, DC – ¿Son aún las grandes universidades estadounidenses los templos del saber, las fuerzas directrices del progreso tecnológico, las proveedoras de oportunidades que alguna vez fueron? ¿O se han convertido, en parte, en cómplices inescrupulosos de élites económicas cada vez más rapaces?

Cerca del final de Inside Job, documental de Charles Ferguson por el que ganó un Óscar [conocido en español como Dinero sucio o Trabajo confidencial], el director entrevista a varios importantes economistas y les pregunta por su labor remunerada como propagandistas de las prácticas deshonestas y la excesiva asunción de riesgos a las que se entregó el sector financiero en las preliminares de la crisis de 2008. Algunos de estos destacados académicos recibieron sumas importantes por promover los intereses de grandes bancos y otras empresas del sector financiero. En el documental y en un libro reciente muy revelador, Predator Nation [Nación de predadores], Ferguson muestra que muchos ejemplos de esas remuneraciones todavía no terminan de salir a la luz del día.

A las actividades de estos bancos les cabe perfectamente el calificativo de “predatorias”. Pero como la caída de estas instituciones causaría graves perjuicios al resto de la economía, se les otorgan medidas de protección exclusivas; por ejemplo, líneas de crédito especiales financiadas por los bancos centrales y regulaciones más flexibles (medidas que ya se han anticipado o anunciado hace pocos días en los Estados Unidos, el Reino Unido y Suiza).

Estas medidas alientan a los directivos de los bancos a empeñarse en un gran número de apuestas muy arriesgadas, que en parte no son otra cosa que juegos de azar. Los bancos ganan si las cosas salen bien, pero el riesgo de pérdidas es, en gran medida, problema de otros. Es un esquema de subsidios estatales, peligroso y sin transparencia, que en definitiva supone enormes transferencias de dinero de los contribuyentes a unos pocos financistas encumbrados.

Para proteger la continuidad del esquema, los megabancos multinacionales entregan grandes sumas de dinero a los políticos. A modo de ejemplo: hace poco Jamie Dimon (director ejecutivo de JPMorgan Chase) testificó ante la Comisión de Asuntos Bancarios del Senado de los Estados Unidos en relación con la aparente falla de gestión de riesgos que causó a su empresa pérdidas por un valor estimado de siete mil millones de dólares. OpenSecrets.org estima que en 2011, JPMorgan Chase (el holding bancario más grande de los Estados Unidos) gastó cerca de ocho millones de dólares en aportes a campañas políticas, y que Dimon y su empresa hicieron donaciones a la mayoría de los senadores que integran la comisión. A nadie puede sorprender entonces que las preguntas de los senadores hayan sido mayoritariamente amables y que la estrategia general de cabildeo de JPMorgan Chase le esté dando rédito; es probable que la “investigación” que debería dilucidar una mala administración irresponsable y con posibles consecuencias sistémicas termine convertida en una tapadera.

Para sostener su estrategia política, los megabancos multinacionales también conducen una muy elaborada operación de desinformación y propaganda, cuyo objetivo es recubrir con algo de respetabilidad los subsidios que reciben. Y es aquí donde entran en juego las universidades.
 
En una mesa redonda celebrada hace poco por la Comisión de Comercio en Futuros sobre Mercancías de los Estados Unidos (CFTC), el representante del sector bancario que estaba sentado a mi lado citó, en apoyo de su posición contraria a cierta regulación, un artículo de investigación de un destacado profesor de finanzas de la Universidad Stanford. Pero omitió mencionar que por escribir ese artículo, el profesor recibió 50.000 dólares de un grupo de intereses sectoriales, la Asociación de Mercados Financieros y de la Industria de Valores (SIFMA). (El profesor, Darrell Duffie, hizo público el monto de sus honorarios y los donó a obras benéficas.)

¿Por qué deberíamos darle crédito a ese trabajo, o darle más crédito que a otros trabajos de consultoría remunerados, por ejemplo, los que hacen bufetes legales u otras entidades que trabajan para el sector empresarial?

La respuesta tal vez sea que la Universidad Stanford es muy prestigiosa. Es una institución que ha hecho cosas muy importantes. Y su plantel docente es uno de los mejores del mundo. Cuando un profesor escribe un artículo a pedido de un grupo empresarial, lo que hace el grupo es aprovechar (y en cierto sentido, rentar) el nombre y la reputación de la universidad. Naturalmente, la persona que mencioné antes, al citar el artículo, recalcó el nombre “Stanford”. (Con esto no pretendo criticar a esta universidad en particular; de hecho, otros miembros del plantel docente de Stanford, como Anat Admati, están entre los primeros en promover que se implementen reformas razonables en el sector.)
Ferguson cree que en general, esta forma de “consultoría” académica está descontrolada. Comparto su opinión, pero añado que ponerle freno será tarea difícil mientras las universidades y los bancos “demasiado grandes para quebrar” sigan tan interconectados como ahora.
En este contexto, sufrí hace poco una decepción al leer en The Wall Street Journal una entrevista a Lee Bollinger, presidente de la Universidad de Columbia. Bollinger es un director “clase C” del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, designado por la Junta de Gobernadores del Sistema de Reserva Federal para representar el interés público.

En lo que parece ser su primera entrevista o declaración pública relacionada con la reforma del sistema bancario (incluso, la primera sobre asuntos financieros), Bollinger insistió en que Dimon debe conservar su puesto en la junta del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Usó para ello un vocabulario extraño viniendo de un académico, cuando dice que los que insinúan que Dimon debería renunciar o ser reemplazado son “tontos” (foolish) o tienen una “idea equivocada” de cómo funciona el sistema en realidad.

En este momento estoy peticionando a la Junta de Gobernadores que destituya a Dimon de su puesto. La petición electrónica en change.org ya ha recibido casi 37.000 firmas, y soy optimista: creo que pronto tendré una reunión para analizar el asunto con el nivel superior de la Junta en Washington, DC.

Tal vez la intervención de Bollinger beneficie a Dimon; después de todo, la Universidad de Columbia es una de las más prestigiosas del mundo. Pero también podría resultar productiva en otro sentido: el de fomentar un debate público respecto de cómo hacen los bancos “demasiado grandes para quebrar” para mantener los subsidios implícitos que reciben.

Respecto de la posición de Bollinger, he escrito una refutación detallada, y espero que Bollinger, en un espíritu de diálogo académico abierto, me responda de alguna manera pública, sea por escrito o accediendo a debatir el tema conmigo en persona. Es necesario un diálogo más visible respecto de cómo reformar la relación enfermiza que hay entre las universidades y las instituciones financieras subsidiadas de todo el mundo, como JPMorgan Chase.

lunes, 4 de junio de 2012

Interesante blog de finanzas

Del Director de la Maestría en Finanzas de la UTDT. Hay artículos muy buenos sobre la crisis mundial.

http://gfermo.blogspot.com.ar/

DiKtadura (?)

Estamos viviendo una nueva etapa en la cual la intolerancia democrática hace pie nuevamente. Se vuelven a escuchar voces que denostan a la dirigencia política actual pero, además, agreden y sancionan (desde la palabra) a quienes dieron su voto y legitimaron la renovación de mandato de CFK.

Es incuestionable la legitimidad con la que actualmente (y a tan solo 7 meses de haberse realizado la elección) gobierna el Frente para la Victoria, el kirchnerismo ganó con el 54% de los votos y en prácticamente todos los estratos sociales, incluso el campo ha votado al justicialismo alineado a Cristina. Esto demuestra de una manera contundente que la base de legitimación del gobierno excede a aquellos sectores anteriormente segregados y que ahora, en teoría de quienes menosprecian lo realizado, orientan su voto por un “plancito” conseguido. La clase media ha sostenido en las urnas a este modelo de gestión y aquellos que lograron salir de la pobreza fueron mucho más contundentes. No le busquemos la quinta pata al gato, el gobierno actual ganó y quienes están en desacuerdo deberían ir viendo la posibilidad de armar un oferta decente para aquellas personas que no se siente representadas.

Los gobiernos presidencialistas de alguna manera se plebiscitan en cada elección, si el gobierno actual no logra contentar o sostener los votos logrados, el año que viene va a perder representación en las cámaras (hay elecciones legislativas) y por lo tanto se van a incrementar las dificultades para lograr mayorías. Si alguna persona está en desacuerdo con la gestión actual, sancione en las elecciones al cristinismo.

No nos envalentonemos y seamos democráticos, protestemos y reclamemos los avasallamientos, pero no podemos deslegitimar medidas que van orientadas a lo que se venía haciendo, mucho menos si ahora son refrendadas por las cámaras del Congreso. Mucho pero mucho menos, si son avaladas por la CSJN.

Seamos democráticos, la democracia se hace y se construye todos los días. No pidamos combatir una supuesta "dictadura" con la "dictadura de los iluminados", con la dictadura de "la aristocracia que sí sabe elegir gobierno", en teoría.

sábado, 2 de junio de 2012

Quejarse

Una de las cuestiones que más me asombran y que me asombraron desde siempre, es la forma eficaz con las que determinados sectores socioeconómicos poderosos suelen transmitir su descontento y calar hondo en personas que los representan y en tantas otras que aprovechan o se solidarizan por sentirse afines a esos intereses.

El dólar
Si uno se guía efectivamente por los sucesos que fueron dándose en los últimos meses, a la conclusiónque se llega en cuanto al motivo específico que dio rienda suelta al reclamo cacerolero del día jueves, es sin dudas el dólar, dólar que es en un sector pudiente de la sociedad, el principal elemento de poder económico (y por qué no político?) para poder seguir conservando determinados privilegios y gozar de una estabilidad que, en sentido regresivo desde el punto de vista social y económico, les da esta moneda en tiempos tormentosos y no tormentosos.

Es de público conocimiento que el acceso al dólar no es popular (no todo el mundo tiene la capacidad económica) y que los que tienen la capacidad de ahorrar en esa moneda son los menos. Es evidente que ninguna economía tiene la posibilidad real de garantizar a todos sus ciudadanos la oportunidad de convertir sus bienes que están en moneda local a la moneda estadounidense, motivo por el cual deben existir, y de manera necesaria, determinados elementos que permitan regular el acceso a dicha moneda. Países como Brasil y como México, tienen una dependencia mucho menor que la Argentina, esto se da por motivos culturales, pero también se da por motivos de regulación económica y fiscal, el ciudadano mexicano común no tiene la posibilidad (siempre y cuando cuente con los recursos económicos necesarios) de convertir sus bienes dinerarios a moneda estadounidense de manera tan sencilla, es quizás igual o más complicado que en Argentina (recordemos que la economía de México depende casi exclusivamente de su vínculo comercial con Estados Unidos, más allá de las características de índole geográfica que unen a ambas naciones).

Por estos motivos, creo que evidentemente el cepo al dólar ha despertado un descontento cierto en un sector poderoso pero bastante minúsculo de la sociedad. Lamentablemente todos estamos predispuestos por una cuestión histórica a sentirnos afectados cuando somos testigos de movimientos agresivos en el mercado cambiario, tenemos una carga histórica importante que incluso alcanza a afectar a aquellos sectores que quizás nunca hayan poseído un dólar en su poder. Es importante y necesario avanzar en una desconexión interna con respecto a la moneda extranjera más poderosa del mundo, Argentina necesita por una cuestión de soberanía económica, pasar de un bimonetarismo que durante tantos años ha reinado nuestra realidad a un sistema monetario hegemonizado por nuestro peso, nuestra moneda. Es imposible que las políticas económicas sean completamente efectivas cuando dependen de una forma tan fuerte del vínculo con la moneda estadounidense, de que la sociedad demande ahorrar en esa moneda, moneda que el país nunca estuvo ni estará en condiciones de garantizar a sus ciudadanos al nivel que hoy se exige y para los objetivos por los cuales se la demanda.

¿Corrupción?
Desde otra esquina se escucha la variante de que el motivo que encendió la chispa fue la corrupción calamitosa que aparentemente reina, en este tiempo, dentro de la órbita pública. Podríamos afirmar que, evidentemente, existen señales de que se dan situaciones poco clarificadas y que no todas las acciones de gobierno garantizan la inexistencia de ribetes de corrupción. Pero hay algo que tenemos que decir, y que no es poca cosa, este es uno de los procesos políticos que menos denuncias de corrupción ha tenido (denuncias reales), si tenemos en cuenta que quizás estemos siendo testigos de una de las Cortes Supremas más transparentes y mejor catalogadas en muchos años, creo que sin dudas estamos en un contexto de garantía bastante importante y que, sin asegurar completa seguridad, nos da un respaldo muy bueno a los ciudadanos comunes que siempre estamos, por defecto, en situación de desventaja ante el Poder Político y Económico.

En contexto
Más allá de todo lo anterior, es importante contemplar la realidad desde una posición que permita ampliar el panorama desde donde se observan las cosas. Estamos atravesando tiempos que quizás alcancen y casi seguro superen en cuanto a consecuencias, a los efectos ya percibidos de la crisis que empezó en EEUU en 2008 con la caída de Lehman Brothers, lo que hoy está sucediendo en Europa es de una gravedad potencial incalculable, porque actualmente está afectando y de una manera impresionante a toda la economía mundial, pero además no estamos en condiciones de evidenciar ningún camino por el cual se transitará en los próximos días (sí, días). En Grecia van a darse nuevamente las elecciones durante el mes de Junio, muchos aseguran que quienes están en contra de los ajustes tienen muchas chances de ser vencedores. España está en la cornisa y además se encuentra expectante a lo que suceda en Grecia (podría ser determinante sobre todo por un efecto contagio). Argentina no es un país que esté desconectado de este mundo y por lo tanto es indudable que sea afectada por los vaivenes que se dan en temporadas de crisis extremas de un alcance tan extenso (las monedas varían sus cotizaciones relativas de una forma tremenda todos los días, los commodities cotizan con variaciones importantes y con una inestabilidad inusitada, los flujos de dinero entran y salen de países con una frecuencia escandalosa, afectando de una manera contundente a aquella economía que se muestre vulnerable y dependiente de dicha corriente dineraria).
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