sábado, 2 de junio de 2012

Quejarse

Una de las cuestiones que más me asombran y que me asombraron desde siempre, es la forma eficaz con las que determinados sectores socioeconómicos poderosos suelen transmitir su descontento y calar hondo en personas que los representan y en tantas otras que aprovechan o se solidarizan por sentirse afines a esos intereses.

El dólar
Si uno se guía efectivamente por los sucesos que fueron dándose en los últimos meses, a la conclusiónque se llega en cuanto al motivo específico que dio rienda suelta al reclamo cacerolero del día jueves, es sin dudas el dólar, dólar que es en un sector pudiente de la sociedad, el principal elemento de poder económico (y por qué no político?) para poder seguir conservando determinados privilegios y gozar de una estabilidad que, en sentido regresivo desde el punto de vista social y económico, les da esta moneda en tiempos tormentosos y no tormentosos.

Es de público conocimiento que el acceso al dólar no es popular (no todo el mundo tiene la capacidad económica) y que los que tienen la capacidad de ahorrar en esa moneda son los menos. Es evidente que ninguna economía tiene la posibilidad real de garantizar a todos sus ciudadanos la oportunidad de convertir sus bienes que están en moneda local a la moneda estadounidense, motivo por el cual deben existir, y de manera necesaria, determinados elementos que permitan regular el acceso a dicha moneda. Países como Brasil y como México, tienen una dependencia mucho menor que la Argentina, esto se da por motivos culturales, pero también se da por motivos de regulación económica y fiscal, el ciudadano mexicano común no tiene la posibilidad (siempre y cuando cuente con los recursos económicos necesarios) de convertir sus bienes dinerarios a moneda estadounidense de manera tan sencilla, es quizás igual o más complicado que en Argentina (recordemos que la economía de México depende casi exclusivamente de su vínculo comercial con Estados Unidos, más allá de las características de índole geográfica que unen a ambas naciones).

Por estos motivos, creo que evidentemente el cepo al dólar ha despertado un descontento cierto en un sector poderoso pero bastante minúsculo de la sociedad. Lamentablemente todos estamos predispuestos por una cuestión histórica a sentirnos afectados cuando somos testigos de movimientos agresivos en el mercado cambiario, tenemos una carga histórica importante que incluso alcanza a afectar a aquellos sectores que quizás nunca hayan poseído un dólar en su poder. Es importante y necesario avanzar en una desconexión interna con respecto a la moneda extranjera más poderosa del mundo, Argentina necesita por una cuestión de soberanía económica, pasar de un bimonetarismo que durante tantos años ha reinado nuestra realidad a un sistema monetario hegemonizado por nuestro peso, nuestra moneda. Es imposible que las políticas económicas sean completamente efectivas cuando dependen de una forma tan fuerte del vínculo con la moneda estadounidense, de que la sociedad demande ahorrar en esa moneda, moneda que el país nunca estuvo ni estará en condiciones de garantizar a sus ciudadanos al nivel que hoy se exige y para los objetivos por los cuales se la demanda.

¿Corrupción?
Desde otra esquina se escucha la variante de que el motivo que encendió la chispa fue la corrupción calamitosa que aparentemente reina, en este tiempo, dentro de la órbita pública. Podríamos afirmar que, evidentemente, existen señales de que se dan situaciones poco clarificadas y que no todas las acciones de gobierno garantizan la inexistencia de ribetes de corrupción. Pero hay algo que tenemos que decir, y que no es poca cosa, este es uno de los procesos políticos que menos denuncias de corrupción ha tenido (denuncias reales), si tenemos en cuenta que quizás estemos siendo testigos de una de las Cortes Supremas más transparentes y mejor catalogadas en muchos años, creo que sin dudas estamos en un contexto de garantía bastante importante y que, sin asegurar completa seguridad, nos da un respaldo muy bueno a los ciudadanos comunes que siempre estamos, por defecto, en situación de desventaja ante el Poder Político y Económico.

En contexto
Más allá de todo lo anterior, es importante contemplar la realidad desde una posición que permita ampliar el panorama desde donde se observan las cosas. Estamos atravesando tiempos que quizás alcancen y casi seguro superen en cuanto a consecuencias, a los efectos ya percibidos de la crisis que empezó en EEUU en 2008 con la caída de Lehman Brothers, lo que hoy está sucediendo en Europa es de una gravedad potencial incalculable, porque actualmente está afectando y de una manera impresionante a toda la economía mundial, pero además no estamos en condiciones de evidenciar ningún camino por el cual se transitará en los próximos días (sí, días). En Grecia van a darse nuevamente las elecciones durante el mes de Junio, muchos aseguran que quienes están en contra de los ajustes tienen muchas chances de ser vencedores. España está en la cornisa y además se encuentra expectante a lo que suceda en Grecia (podría ser determinante sobre todo por un efecto contagio). Argentina no es un país que esté desconectado de este mundo y por lo tanto es indudable que sea afectada por los vaivenes que se dan en temporadas de crisis extremas de un alcance tan extenso (las monedas varían sus cotizaciones relativas de una forma tremenda todos los días, los commodities cotizan con variaciones importantes y con una inestabilidad inusitada, los flujos de dinero entran y salen de países con una frecuencia escandalosa, afectando de una manera contundente a aquella economía que se muestre vulnerable y dependiente de dicha corriente dineraria).

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