Una de las
incógnitas que siempre resurge en épocas donde la bonanza económica comienza a
mostrar cambios de tendencia, es el de como devolverle esa plenitud al ciclo de
crecimiento.
Existen grandes
debates en torno a la economía del desarrollo que buscan darles herramientas
teóricas y dotar de conocimiento científico a los responsables de llevar
adelante las políticas públicas que van definiendo el desarrollo de una Estado.
El desarrollo es un
proceso complejo, multifacético, no lineal que depende de las condiciones
iniciales de los países y de sus historias económicas, políticas,
institucionales y socioculturales. El desarrollo económico de una provincia no
escapa a la realidad de la Nación, pero si existen niveles de decisión que
pueden encauzarlo por el sendero estratégico que se quiera caminar que, depende
de las autoridades que gobiernan esta isla.
La provincia goza
de una serie de condiciones naturales que le dan una ventaja competitiva en
muchos sectores de la economía con respecto al resto del país. Explotar estas
ventajas de base, es necesario para consolidar un crecimiento socioeconómico
genuino y sustentable. Tierra del Fuego no se puede dar el lujo de negar su
realidad y desconocer los riesgos que implica no depender de si misma de cara
al futuro.
La matriz
impositiva que reina este sector del país, es de un potencial formidable,
potencial éste que debería aprovecharse con decisiones estratégicas que vayan
construyendo una realidad socioeconómica autosustentable. El riesgo que implica
tener un parque industrial con elevados niveles de sensibilidad, ponen en jaque
cualquier desarrollo previsible y conspira contra la consolidación social y
económica del territorio.
Las autoridades
deberían trabajar en aquellos sectores productivos que son genuinos de la
provincia, aquellos sectores que le otorgan un carácter competitivo natural a
la economía fueguina. Impulsar y consolidar el turismo, la producción
agropecuaria, la industria forestal, la industria pesquera, es fundamental,
pero también es necesario avanzar en nuevos desarrollos productivos y promover
la creación de nuevas Pymes, que deberían ser los principales jugadores a la
hora de estimular el desarrollo.
Otro de los puntos que es indudablemente estratégico a la hora de
planificar una economía, es el grado de integración que ella posee, actualmente
existe un grado de integración bastante bajo en casi todos los sectores
productivos de la isla (realidad que no escapa a la Nación). Trabajar en mayor
integración y por lo tanto en incrementar el valor agregado fueguino de los
productos de la isla es un camino que podría ser catalogado como una segunda
fase de industrialización, no habría que desestimarla.
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